Por Marvin Galeas - Periodista, Analista politico
Las elecciones para alcaldes y diputados, a diferencia de las presidenciales, no dejan un solo ganador y un solo perdedor entre los dos principales partidos. Tras la jornada del domingo hubo varios ganadores y varios perdedores. Uno de los victoriosos es, sin duda, Norman Quijano, y lo es también ARENA y su candidato presidencial Rodrigo Ávila. Es obvio que su campaña presidencial ha recibido un importante impulso luego de su victoria en la capital.
No hubo la barrida que el FMLN y algunos areneros esperaban casi con seguridad. Al final del día ARENA mantuvo una cuota parecida a la que tenía en la Asamblea Legislativa, sacó mayor número de alcaldías, incluyendo varias cabeceras departamentales y venció en lo que se ha llamado el bastión efemelenista. Es como ganarle al Barcelona en el Camp Nou.
El FMLN, si lo vemos de manera puramente matemática en cuanto al número de votos, no obtuvo un mal resultado. Pero políticamente perdió. ¿Por qué? Primero porque su estrategia se basó en vender una victoria apabullante en base a encuestas. La apuesta, me parece era crear una percepción que se convirtiera en realidad a través de la comunicación. La estrategia, a todas luces, falló. Y de paso dejó muy desacreditadas las encuestas de las universidades.
Al no producirse el resultado esperado, la sensación de derrota se apoderó de la militancia dura del FMLN. Las caras largas en la noche del domingo en el 13 16 eran contundentes. Contrastaban con la fiesta en la sede arenera. El intento de opacar la victoria de ARENA en la capital con acusaciones de supuestas irregularidades y la ya proverbial prepotencia del candidato Funes, sólo contribuyeron a acentuar la percepción de derrota.
Eso de ser la primera fuerza política es como un premio de consuelo para la base. Los electores en las elecciones del domingo pasado fueron a elegir diputados y alcaldes y no a dirimir quién es la primera fuerza. Eso se verá en las elecciones de marzo.
Ganó Cambio Democrático al sobrevivir y lograr una diputación que parecía esquiva. Ganó el Partido de Conciliación Nacional al colocarse como la tercera fuerza política. Perdió el Frente Democrático Revolucionario, al no conseguir los votos suficientes para sobrevivir como partido y, al parecer, ninguna diputación. De el Partido Demócrata Cristiano habrá que decir que si bien perdió el pulso con el PCN en la disputa por ser la tercera fuerza política, mantuvo una buena representación en la Asamblea Legislativa, dos cabeceras departamentales y otras alcaldías.
También perdieron aquellos que dentro de la derecha profetizaron y hasta parecían desear una debacle de ARENA en las pasadas elecciones. Hasta cierto punto ellos junto con las encuestas de las universidades también contribuyeron a crear el clima de triunfalismo con el que el FMLN ar- ticuló la estrategia que impulsó hasta el domingo por la noche.
Es momento es de sacar lecciones de la jornada del domingo. Las universidades, sobre todo la Universidad Centroamericana, por el prestigio que tiene debería revisar a fondo la forma en que está trabajando el IUDOP. De las otras dos prefiero no opinar. El FMLN y Mauricio Funes deben asimilar que no tienen nada asegurado para las presidenciales y ciertamente tampoco ARENA.
Nada está escrito todavía en cuanto a las elecciones presidenciales. La cosa, tal como lo decían las casas encuestadoras ligadas a los grandes medios de comunicación del país, está reñida. Cerrada. Lo más probable es que haya cambios en las estrategias publicitarias de los dos principales partidos en contienda.
Sin embargo, en esas trascendentales elecciones ganará el partido que tenga mayor capacidad de hacer operaciones de alta política estratégica: me refiero a la capacidad de unir fuerzas dispersas, sumar a otros actores, pactar y hacer alianzas y movilizar correctamente sus recursos humanos en la hora de la verdad.
El FMLN sacó la más grande votación de su historia con la siempre poderosa convocatoria por el cambio en cualquier parte del mundo. Pero es una votación que todavía está lejos de superar las potencialidades de ARENA en elecciones presidenciales.
Me parece que Rodrigo Ávila será Presidente, no tanto por lo que haga o deje de hacer el FMLN, que ya hizo lo que tenía que hacer, sino más bien por la capacidad que muestre él y su partido de unir a todas las fuerzas y votantes pro sistema bajo una sola bandera.
Las elecciones para alcaldes y diputados, a diferencia de las presidenciales, no dejan un solo ganador y un solo perdedor entre los dos principales partidos. Tras la jornada del domingo hubo varios ganadores y varios perdedores. Uno de los victoriosos es, sin duda, Norman Quijano, y lo es también ARENA y su candidato presidencial Rodrigo Ávila. Es obvio que su campaña presidencial ha recibido un importante impulso luego de su victoria en la capital.
No hubo la barrida que el FMLN y algunos areneros esperaban casi con seguridad. Al final del día ARENA mantuvo una cuota parecida a la que tenía en la Asamblea Legislativa, sacó mayor número de alcaldías, incluyendo varias cabeceras departamentales y venció en lo que se ha llamado el bastión efemelenista. Es como ganarle al Barcelona en el Camp Nou.
El FMLN, si lo vemos de manera puramente matemática en cuanto al número de votos, no obtuvo un mal resultado. Pero políticamente perdió. ¿Por qué? Primero porque su estrategia se basó en vender una victoria apabullante en base a encuestas. La apuesta, me parece era crear una percepción que se convirtiera en realidad a través de la comunicación. La estrategia, a todas luces, falló. Y de paso dejó muy desacreditadas las encuestas de las universidades.
Al no producirse el resultado esperado, la sensación de derrota se apoderó de la militancia dura del FMLN. Las caras largas en la noche del domingo en el 13 16 eran contundentes. Contrastaban con la fiesta en la sede arenera. El intento de opacar la victoria de ARENA en la capital con acusaciones de supuestas irregularidades y la ya proverbial prepotencia del candidato Funes, sólo contribuyeron a acentuar la percepción de derrota.
Eso de ser la primera fuerza política es como un premio de consuelo para la base. Los electores en las elecciones del domingo pasado fueron a elegir diputados y alcaldes y no a dirimir quién es la primera fuerza. Eso se verá en las elecciones de marzo.
Ganó Cambio Democrático al sobrevivir y lograr una diputación que parecía esquiva. Ganó el Partido de Conciliación Nacional al colocarse como la tercera fuerza política. Perdió el Frente Democrático Revolucionario, al no conseguir los votos suficientes para sobrevivir como partido y, al parecer, ninguna diputación. De el Partido Demócrata Cristiano habrá que decir que si bien perdió el pulso con el PCN en la disputa por ser la tercera fuerza política, mantuvo una buena representación en la Asamblea Legislativa, dos cabeceras departamentales y otras alcaldías.
También perdieron aquellos que dentro de la derecha profetizaron y hasta parecían desear una debacle de ARENA en las pasadas elecciones. Hasta cierto punto ellos junto con las encuestas de las universidades también contribuyeron a crear el clima de triunfalismo con el que el FMLN ar- ticuló la estrategia que impulsó hasta el domingo por la noche.
Es momento es de sacar lecciones de la jornada del domingo. Las universidades, sobre todo la Universidad Centroamericana, por el prestigio que tiene debería revisar a fondo la forma en que está trabajando el IUDOP. De las otras dos prefiero no opinar. El FMLN y Mauricio Funes deben asimilar que no tienen nada asegurado para las presidenciales y ciertamente tampoco ARENA.
Nada está escrito todavía en cuanto a las elecciones presidenciales. La cosa, tal como lo decían las casas encuestadoras ligadas a los grandes medios de comunicación del país, está reñida. Cerrada. Lo más probable es que haya cambios en las estrategias publicitarias de los dos principales partidos en contienda.
Sin embargo, en esas trascendentales elecciones ganará el partido que tenga mayor capacidad de hacer operaciones de alta política estratégica: me refiero a la capacidad de unir fuerzas dispersas, sumar a otros actores, pactar y hacer alianzas y movilizar correctamente sus recursos humanos en la hora de la verdad.
El FMLN sacó la más grande votación de su historia con la siempre poderosa convocatoria por el cambio en cualquier parte del mundo. Pero es una votación que todavía está lejos de superar las potencialidades de ARENA en elecciones presidenciales.
Me parece que Rodrigo Ávila será Presidente, no tanto por lo que haga o deje de hacer el FMLN, que ya hizo lo que tenía que hacer, sino más bien por la capacidad que muestre él y su partido de unir a todas las fuerzas y votantes pro sistema bajo una sola bandera.
1 comment:
marvin,
estoy de acuerdo a que tengas tu preferencia con los areneros y tambien que van a ganar, porque mauricio serria un mal presidente, pero, de alli a que rodrigo avila es mas capaz tampoco, no nos demos paja, si rodrigo va a ser presidente, pero solo porque el frente no entiende que la gente le tiene miedo a los comandantes comunistas y solo por eso no votaran por mauricio.
diogenes pocasangre NY
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