Desde Washington DC
Por Walter Monge-Cruz
http://www.comisioncivicademocratica.org/
La euforia histórica vivida este pasado 20 de febrero, por quienes residimos y trabajamos en Washington DC y que fue compartida por millones de visitantes y televidentes en el mundo entero, se mantendrá viva en la inmortalidad de nuestros recuerdos, los cuales, serán contados de generación en generación, explicando la trascendencia humanística y política de la histórica juramentación del cuadragésimo cuarto presidente de los Estados Unidos de América, Barack H. Obama.
Su sobrio, unificador y esperanzador discurso político, provocó esa tarde eufóricas ovaciones, que han impregnado esta reciente hoja de la historia estadounidense, como legitimas manifestaciones de cumplimiento al espíritu democrático con el que los fundadores de este país redactaron la constitución de esta república hace doscientos veintiún años.
Bajo el ocaso de una tarde muy fría de invierno en Washington DC, el presidente Obama concluyó su histórico desfile por la avenida Pensilvania e ingresó por primera vez a la Casa Blanca, envestido como presidente de la república, desde donde, en esta primera semana de su mandato, ha dado inicio a la transformación política de la capital del país más poderoso del mundo.
El presidente Obama realizó diferentes acciones políticas durante esta semana en Washington DC, actuó con relación a establecer los parámetros de trasparencia y apertura gubernamental, congelamiento de salarios para altos funcionarios de la administración, revisión del acta de libertad de información, compromisos éticos del personal ejecutivo, registros presidenciales, revisión y clausura del centro de detenciones en Guantánamo e impulsó su plan económico con los miembros del senado.
Dentro de todas estas acciones políticas, me impacta la implementación de una nueva política en la transparencia y apertura del gobierno, la cual, establece que éste, debe ser transparente, participativo y colaborador, por lo qué, Obama ordenó a todas las instituciones y agencias de estado, establecer mecanismos dinámicos que garanticen la confianza pública y el fortalecimiento de la democracia, facilitando la información sobre sus operaciones y decisiones en medios de acceso fácil al público, además, incrementar oportunidades de participación ciudadana que incidan en la creación de políticas públicas y usar mecanismos innovadores de colaboración entre el gobierno, organizaciones sin fines de lucro e individuos en el sector privado.
Esta política de transparencia y apertura, ha sido complementada, con la dirección hecha al fiscal general de la república para que elabore nuevas guías al acta de libertad de información, las cuales, agilicen la revelación de información confidencial sobre el trabajo de los funcionarios públicos.
También me impacta el congelamiento de salarios a altos funcionarios de la Casa Blanca, es un gesto solidario y ejemplar de parte de los servidores públicos, hacia los millones de habitantes en el país que sufren las duras consecuencias de la actual crisis económica.
Como testigo de la historia que Washington DC hace cada día, considero estas acciones como fundamentales en el establecimiento de un buen gobierno, ya qué - aunadas a la orden ejecutiva sobre los Compromisos Éticos del Personal Ejecutivo, que prohíbe la aceptación de regalos por los funcionarios ejecutivos - generan motivación en el pueblo para contribuir patrióticamente a superar los actuales retos sociales, económicos y políticos que envuelven la vida nacional.
Al presenciar esta actitud presidencial, busco una referencia similar en los gobiernos latinoamericanos y no encuentro uno solo con este nivel de compromiso hacia sus ciudadanos y debido a ello, es que se fomenta la institucionalidad de la corrupción sin medida, que genera el crimen de cuello blanco, el cual, lamentablemente, mantiene a millones de seres humanos emigrando y oprimidos por las realidades de la pobreza y el subdesarrollo.
Este país se ha caracterizado por su trasparencia gubernamental y el presidente Obama, promueve ahora una nueva política sin precedentes, que es admirable y beneficiará sustancialmente a todos los habitantes del país y consecuentemente, a los de otros países en el mundo.
Las acciones políticas del presidente Barack Obama durante su primera semana han sacudido las esferas elitistas tradicionales de la clase política en Washington DC. Esa ha sido su promesa electoral, el mundo esta pendiente de un cambio político en la superpotencia mundial, la cual, define el destino de billones de personas, mas allá de sus fronteras patrias y su propia nacionalidad.
El optimismo mundial por este joven y genial político, lo convierte, no solo en un presidente del pueblo estadounidense, sino también, en un líder que genera inspiración y esperanza para millones de seres humanos de diferentes nacionalidades, quienes lo consideran como propio.
Barack Obama es un presidente del mundo y como tal, su influencia como líder, generará el surgimiento de una nueva era política y con ella, un nuevo orden mundial en el siglo XXI. Las calles de Washington DC, exaltan ese espíritu y en sus ecos se mantiene la euforia por los principios de la democracia, la libertad y la igualdad, presenciados hace unos días por el mundo entero.
Por Walter Monge-Cruz
http://www.comisioncivicademocratica.org/
La euforia histórica vivida este pasado 20 de febrero, por quienes residimos y trabajamos en Washington DC y que fue compartida por millones de visitantes y televidentes en el mundo entero, se mantendrá viva en la inmortalidad de nuestros recuerdos, los cuales, serán contados de generación en generación, explicando la trascendencia humanística y política de la histórica juramentación del cuadragésimo cuarto presidente de los Estados Unidos de América, Barack H. Obama.
Su sobrio, unificador y esperanzador discurso político, provocó esa tarde eufóricas ovaciones, que han impregnado esta reciente hoja de la historia estadounidense, como legitimas manifestaciones de cumplimiento al espíritu democrático con el que los fundadores de este país redactaron la constitución de esta república hace doscientos veintiún años.
Bajo el ocaso de una tarde muy fría de invierno en Washington DC, el presidente Obama concluyó su histórico desfile por la avenida Pensilvania e ingresó por primera vez a la Casa Blanca, envestido como presidente de la república, desde donde, en esta primera semana de su mandato, ha dado inicio a la transformación política de la capital del país más poderoso del mundo.
El presidente Obama realizó diferentes acciones políticas durante esta semana en Washington DC, actuó con relación a establecer los parámetros de trasparencia y apertura gubernamental, congelamiento de salarios para altos funcionarios de la administración, revisión del acta de libertad de información, compromisos éticos del personal ejecutivo, registros presidenciales, revisión y clausura del centro de detenciones en Guantánamo e impulsó su plan económico con los miembros del senado.
Dentro de todas estas acciones políticas, me impacta la implementación de una nueva política en la transparencia y apertura del gobierno, la cual, establece que éste, debe ser transparente, participativo y colaborador, por lo qué, Obama ordenó a todas las instituciones y agencias de estado, establecer mecanismos dinámicos que garanticen la confianza pública y el fortalecimiento de la democracia, facilitando la información sobre sus operaciones y decisiones en medios de acceso fácil al público, además, incrementar oportunidades de participación ciudadana que incidan en la creación de políticas públicas y usar mecanismos innovadores de colaboración entre el gobierno, organizaciones sin fines de lucro e individuos en el sector privado.
Esta política de transparencia y apertura, ha sido complementada, con la dirección hecha al fiscal general de la república para que elabore nuevas guías al acta de libertad de información, las cuales, agilicen la revelación de información confidencial sobre el trabajo de los funcionarios públicos.
También me impacta el congelamiento de salarios a altos funcionarios de la Casa Blanca, es un gesto solidario y ejemplar de parte de los servidores públicos, hacia los millones de habitantes en el país que sufren las duras consecuencias de la actual crisis económica.
Como testigo de la historia que Washington DC hace cada día, considero estas acciones como fundamentales en el establecimiento de un buen gobierno, ya qué - aunadas a la orden ejecutiva sobre los Compromisos Éticos del Personal Ejecutivo, que prohíbe la aceptación de regalos por los funcionarios ejecutivos - generan motivación en el pueblo para contribuir patrióticamente a superar los actuales retos sociales, económicos y políticos que envuelven la vida nacional.
Al presenciar esta actitud presidencial, busco una referencia similar en los gobiernos latinoamericanos y no encuentro uno solo con este nivel de compromiso hacia sus ciudadanos y debido a ello, es que se fomenta la institucionalidad de la corrupción sin medida, que genera el crimen de cuello blanco, el cual, lamentablemente, mantiene a millones de seres humanos emigrando y oprimidos por las realidades de la pobreza y el subdesarrollo.
Este país se ha caracterizado por su trasparencia gubernamental y el presidente Obama, promueve ahora una nueva política sin precedentes, que es admirable y beneficiará sustancialmente a todos los habitantes del país y consecuentemente, a los de otros países en el mundo.
Las acciones políticas del presidente Barack Obama durante su primera semana han sacudido las esferas elitistas tradicionales de la clase política en Washington DC. Esa ha sido su promesa electoral, el mundo esta pendiente de un cambio político en la superpotencia mundial, la cual, define el destino de billones de personas, mas allá de sus fronteras patrias y su propia nacionalidad.
El optimismo mundial por este joven y genial político, lo convierte, no solo en un presidente del pueblo estadounidense, sino también, en un líder que genera inspiración y esperanza para millones de seres humanos de diferentes nacionalidades, quienes lo consideran como propio.
Barack Obama es un presidente del mundo y como tal, su influencia como líder, generará el surgimiento de una nueva era política y con ella, un nuevo orden mundial en el siglo XXI. Las calles de Washington DC, exaltan ese espíritu y en sus ecos se mantiene la euforia por los principios de la democracia, la libertad y la igualdad, presenciados hace unos días por el mundo entero.
No comments:
Post a Comment