Por Juan Ramón Medrano - Ex comandante del FMLN - Analista Politico
No cabe duda: los resultados del 18 de enero marcarán pauta para el 15 de marzo. ¿Por que razón? Por que en cierta medida, el FMLN y ARENA, convirtieron a esta primera fecha electoral en un punto de referencia, en una medición de lo que podría pasar el 15 de marzo.
El candidato presidencial y los dirigentes del FMLN dijeron que ya habían ganado las elecciones presidenciales, que la ventaja era irreversible, y que si perdían era por que el contrincante había hecho fraude. Se basaron exclusivamente en las encuestas de las universidades para esta posición: La última encuesta de la UTEC realizada en diciembre, coincidía con las otras universidades: daban una ventaja de 17.3% a Mauricio Funes sobre Rodrigo Ávila, 14% a favor del FMLN en diputados y 14.7% a favor de Violeta Menjivar sobre Norman Quijano en San Salvador. Por otra parte, no quisieron tomar en cuenta los números de las mediciones de los medios de comunicación. LPG Datos publicó su ultima encuesta también a finales de diciembre con 7.3% a favor de Funes, 4% a favor del Frente para diputados y 4.7% a favor de Violeta Menjivar sobre Norman Quijano en la alcaldía de San Salvador.
Para los medios de comunicación, articulistas y analistas políticos y en particular, par los directamente implicados, los partido políticos, el resultado de las elecciones de alcaldes y diputados serían un primer indicador de lo que pasaría en las elecciones presidenciales. Si en ellas el FMLN aumentaba en 10 o más diputados su bancada legislativa, conservaba la alcaldía de San Salvador y ganaba más alcaldías; se confirmaban los datos de las universidades y la diferencia de dos dígitos. Si por el contrario, el Frente aumentaba únicamente en 3 o 4 diputados (como realmente sucedió) y perdía algunas alcaldías importantes; entonces la diferencia resultaría ser más cercana a las encuestas de LPG Datos y medios de comunicación. En la práctica, la realidad material del 18 de enero fue diferente a la realidad virtual de las encuestas; pero muy cercana a los números de los medios de comunicación, sobre todo en la diferencia a favor del Frente en cuanto a diputados. Algunas de las principales conclusiones que podemos sacar de los resultados del 18 de enero son las siguientes:
En primer lugar, quedó desvanecido el peligro de fraude electoral, pues a pesar de las anomalías (que debe corregir el TSE) nadie puede decir que haya habido una manipulación de las elecciones; los observadores internacionales de la OEA, europeos, etc. dijeron que las elecciones no fueron fraudulentas. Claro, también dijeron que hay que modernizar nuestro sistema electoral, como es lógico.
En segundo lugar, el resultado de las elecciones del 18 de enero demostró que para alcaldes y diputados la ventaja del Frente sobre la derecha no era tan grande; y si eso es así, por lógica, la ventaja tampoco ha de ser tan grande para las presidenciales, lo que viene a poner en duda los números de las encuestas de las universidades.
En tercer lugar, perder la alcaldía de San Salvador ha sido un duro golpe a la moral del Frente y un triunfo moralizador para los areneros; gráficamente, como lo han dicho los medios de comunicación, esto lo vimos el domingo 18 por la noche, con las imágenes sombrías y el clima de derrota que se veía en el local del FMLN y la actitud de alegría y triunfo que se veía en el local de ARENA. Estas imágenes y resultados electorales cambiaran sin duda la visión del electorado de cara a las presidenciales.
En cuarto lugar, a pesar de que el Frente ganó más diputados, más alcaldías y sacó más votos a nivel nacional; este resultado positivo se vio empañado por las altas expectativas generadas por el ánimo triunfalista de su dirigencia y candidato presidencial. El haberse propuesto sacar arriba de 40 diputados y considerar que ganarían por una inmensa diferencia la alcaldía de San Salvador versus la realidad de 35 diputados y haber perdido San Salvador les dejó un sabor amargo
Sin embargo, nadie puede negar que exista una ventaja del FMLN sobre ARENA a nivel nacional de 4 puntos, medidos en base a los resultados de votos para diputados. Por lo tanto, tampoco debe la derecha creer que por que ganó la alcaldía de San Salvador ya ganó las presidenciales, cayendo en el error triunfalista del Frente. Por ahora, lo que ha resultado es un panorama menos negativo para la derecha. Una diferencia de un dígito a favor de Funes sobre Ávila, podrá aumentarse o remontarse, de acuerdo a los métodos y contenidos de campaña de cada partido. Para ganar, la derecha debe mejorar su campaña presidencial, tomar lo positivo de la campaña de Norman Quijano, proponer soluciones a la problemática nacional, aprovechar hechos positivos como la presentación de su programa de gobierno y mostrar las capacidades y cualidades humanas de la fórmula Ávila-Zablah. Por su parte, el FMLN si quiere conservar y aumentar su ventaja como ha dicho el mismo candidato Funes, debe ganarse la confianza de los empresarios y el electorado en general en el tema de gobernabilidad democrática, de respeto a la constitución, la propiedad privada y las reglas del juego.
Podemos decir que la verdadera campaña presidencial ha comenzado a partir del lunes 19 de enero: hasta ahora hemos visto una pelea pareja, en la cual el candidato de la derecha se ha recuperado de los primeros golpes que le dio la izquierda y se ha puesto a la ofensiva en los últimos segundos del primer round. Pero nada está decidido aun: serán las propuestas, los movimientos y golpes de efecto de las campañas presidenciales de los candidatos, las decisivas en el segundo y último round electoral del próximo 15 de marzo. Lo que queda claro es que nada está escrito y consumado, todo está por definirse y ambos partidos mayoritarios tienen posibilidades de ganar. Al final, la victoria será parar el que se gana la confianza y la credibilidad, es decir, el corazón y la mente del electorado.
Para los medios de comunicación, articulistas y analistas políticos y en particular, par los directamente implicados, los partido políticos, el resultado de las elecciones de alcaldes y diputados serían un primer indicador de lo que pasaría en las elecciones presidenciales. Si en ellas el FMLN aumentaba en 10 o más diputados su bancada legislativa, conservaba la alcaldía de San Salvador y ganaba más alcaldías; se confirmaban los datos de las universidades y la diferencia de dos dígitos. Si por el contrario, el Frente aumentaba únicamente en 3 o 4 diputados (como realmente sucedió) y perdía algunas alcaldías importantes; entonces la diferencia resultaría ser más cercana a las encuestas de LPG Datos y medios de comunicación. En la práctica, la realidad material del 18 de enero fue diferente a la realidad virtual de las encuestas; pero muy cercana a los números de los medios de comunicación, sobre todo en la diferencia a favor del Frente en cuanto a diputados. Algunas de las principales conclusiones que podemos sacar de los resultados del 18 de enero son las siguientes:
En primer lugar, quedó desvanecido el peligro de fraude electoral, pues a pesar de las anomalías (que debe corregir el TSE) nadie puede decir que haya habido una manipulación de las elecciones; los observadores internacionales de la OEA, europeos, etc. dijeron que las elecciones no fueron fraudulentas. Claro, también dijeron que hay que modernizar nuestro sistema electoral, como es lógico.
En segundo lugar, el resultado de las elecciones del 18 de enero demostró que para alcaldes y diputados la ventaja del Frente sobre la derecha no era tan grande; y si eso es así, por lógica, la ventaja tampoco ha de ser tan grande para las presidenciales, lo que viene a poner en duda los números de las encuestas de las universidades.
En tercer lugar, perder la alcaldía de San Salvador ha sido un duro golpe a la moral del Frente y un triunfo moralizador para los areneros; gráficamente, como lo han dicho los medios de comunicación, esto lo vimos el domingo 18 por la noche, con las imágenes sombrías y el clima de derrota que se veía en el local del FMLN y la actitud de alegría y triunfo que se veía en el local de ARENA. Estas imágenes y resultados electorales cambiaran sin duda la visión del electorado de cara a las presidenciales.
En cuarto lugar, a pesar de que el Frente ganó más diputados, más alcaldías y sacó más votos a nivel nacional; este resultado positivo se vio empañado por las altas expectativas generadas por el ánimo triunfalista de su dirigencia y candidato presidencial. El haberse propuesto sacar arriba de 40 diputados y considerar que ganarían por una inmensa diferencia la alcaldía de San Salvador versus la realidad de 35 diputados y haber perdido San Salvador les dejó un sabor amargo
Sin embargo, nadie puede negar que exista una ventaja del FMLN sobre ARENA a nivel nacional de 4 puntos, medidos en base a los resultados de votos para diputados. Por lo tanto, tampoco debe la derecha creer que por que ganó la alcaldía de San Salvador ya ganó las presidenciales, cayendo en el error triunfalista del Frente. Por ahora, lo que ha resultado es un panorama menos negativo para la derecha. Una diferencia de un dígito a favor de Funes sobre Ávila, podrá aumentarse o remontarse, de acuerdo a los métodos y contenidos de campaña de cada partido. Para ganar, la derecha debe mejorar su campaña presidencial, tomar lo positivo de la campaña de Norman Quijano, proponer soluciones a la problemática nacional, aprovechar hechos positivos como la presentación de su programa de gobierno y mostrar las capacidades y cualidades humanas de la fórmula Ávila-Zablah. Por su parte, el FMLN si quiere conservar y aumentar su ventaja como ha dicho el mismo candidato Funes, debe ganarse la confianza de los empresarios y el electorado en general en el tema de gobernabilidad democrática, de respeto a la constitución, la propiedad privada y las reglas del juego.
Podemos decir que la verdadera campaña presidencial ha comenzado a partir del lunes 19 de enero: hasta ahora hemos visto una pelea pareja, en la cual el candidato de la derecha se ha recuperado de los primeros golpes que le dio la izquierda y se ha puesto a la ofensiva en los últimos segundos del primer round. Pero nada está decidido aun: serán las propuestas, los movimientos y golpes de efecto de las campañas presidenciales de los candidatos, las decisivas en el segundo y último round electoral del próximo 15 de marzo. Lo que queda claro es que nada está escrito y consumado, todo está por definirse y ambos partidos mayoritarios tienen posibilidades de ganar. Al final, la victoria será parar el que se gana la confianza y la credibilidad, es decir, el corazón y la mente del electorado.
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