Escrito por Carlos Alberto Montaner/ Escritor cubano residente en España Martes, 03 marzo 2009 00:00
La mayor parte de las encuestas indican que el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) salvadoreño ganará las próximas elecciones del 15 de marzo. El FMLN está totalmente controlado por los comunistas, como han explicado repetidas veces algunos de sus ex dirigentes más importantes, los hoy socialdemócratas Facundo Guardado y Joaquín Villalobos, curtidos comandantes de la lucha guerrillera de los años ochenta. Originalmente, se trataba de una supraorganización insurreccional en la que coincidían varias tendencias de izquierda, pero se fue imponiendo de forma implacable la línea más dura hasta anular o expulsar de su seno a quienes no suscribieran la visión de la sociedad, las tesis ideológicas y las tácticas políticas más ortodoxas.
Creo que es la primera vez en la historia de América Latina que una agrupación francamente comunista va a alcanzar la presidencia mediante unas elecciones democráticas. Es verdad que lleva como candidato a un político independiente, el periodista Mauricio Funes, un hombre hábil y elocuente, pero no es menos cierto que este va escoltado por un vice, Salvador Sánchez Cerén, y por una bancada parlamentaria, que responde totalmente al FMLN. No hay, pues, espacio para la duda: si el FMLN gana las elecciones, como es probable que ocurra, son los comunistas los que habrán llegado al poder, y tratarán de hacer lo que ya anunciara José Luis Merino, teórico del grupo, en una cándida entrevista: “No. Nosotros no somos alternancia, somos alternativa. Es llegar al poder, conquistar a la nación entera y que esa forma de gobierno no cambie. Por supuesto no con las bayonetas, ni con persecución. Hay ejemplos, como Venezuela, que es nuestro modelo”.
El FMLN, a juzgar por las declaraciones de Merino, está interesado en gobernar para sumarse a la comparsa del “socialismo del siglo XXI” orquestada por Hugo Chávez, hoy por hoy la mayor cantidad de revolución comunista que permite la realidad vigente. ¿Qué significa eso en la práctica? Significa desmantelar las instituciones republicanas que dividen la autoridad en poderes que se contrapesan y equilibran, potenciar a un caudillo con legitimidad constitucional para eternizarse en la presidencia, aumentar el perímetro de la actividad económica del Estado, adversar agriamente a Estados Unidos, aliarse a Irán y a los radicales palestinos en la construcción de un agresivo circuito político internacional.
Lo curioso es que la inmensa mayoría de los electores salvadoreños que votarán al FMLN lo harán por otras razones totalmente diferentes: quieren más puestos de trabajo, mejor remuneración, precios más bajos y un control efectivo de esa terrible violencia callejera que ha convertido a El Salvador en uno de los países con mayor índice de criminalidad en el mundo. Es decir, casi todos los votantes del FMLN quieren mejorar sus condiciones de vida y perfeccionar el sistema de libertades en el que habitan, pero van a sufragar en beneficio de un partido interesado en cambiar el sistema y en hacer una revolución política que es el equivalente a acudir a un médico para que nos quite un dolor de cabeza, pero para ello seleccionamos a un cirujano convencido de que los males se alivian amputándoles las piernas a los enfermos.
Obviamente, la victoria del FMLN, si no la impide ese catorce por ciento de votantes todavía indecisos, va a multiplicar todos los males que padece El Salvador, dado que estos solo se alivian con inversiones de capital, educación, creación de empresas, sosiego político, buenas relaciones internacionales y sensatez y honradez en las medidas de gobierno, y nada de eso comparece en el caos bolivariano que desean emular los comunistas salvadoreños. Definitivamente está visto que muy poca gente escarmienta en cabeza ajena.
¿Quién habrá sido el gracioso al que se le ocurrió llamar sapiens a la especie humana?
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
1 comment:
dios nos guarde con esos parasitos en el gobierno
Post a Comment