Por Joaquin Villalobos - Ex comandante del FMLN - Analista Politico
Gran parte de los jefes de la ex guerrilla son ahora productores agrícolas, en condiciones precarias o potenciales una buena parte, pero tanto la reforma agraria de 1980, como el programa de transferencia de tierras del Acuerdo de Paz, acabaron prácticamente con el problema de la tierra como fuente de conflicto.
Los programas lograron contener brotes de violencia de los ex guerrilleros, pero no han sido económicamente exitosos debido a la pérdida de importancia del sector agrícola en el país, y al sabotaje que sectores de la extrema derecha hicieron a la reinserción del FMLN. La secretaría de la Reconstrucción Nacional durante 1992 y 1993 retardó cuanto pudo los programas. Entre otras cosas entregaba los créditos cuando la época de siembra (lluvias) se había iniciado, para que los ex combatientes fracasaran. Se temía que un éxito productivo de los ex guerrilleros le diera poder económico a la izquierda.
En el orden de la viabilidad de un acuerdo de paz, no solo cuenta el balance militar de fuerzas, sino un amplio rango de aspectos, como las alianzas internacionales ideológicas o comerciales y la estructura económica de la sociedad. En El Salvador todos estos elementos se habían movido favorablemente a principios de los 90s y eso reforzó la oportunidad de la paz.
La economía de El Salvador fue transformada por las remesas familiares enviadas por la población que emigró a Estados Unidos, y por la Reforma Agraria ejecutada en 1980. Esto permitió que el sector agroindustrial y financiero se sobrepusiera a los terratenientes. Los agroindustriales, encabezados por Alfredo Cristiani, estaban a favor de la democratización y la paz. El balance de fuerzas los determinó básicamente: el empate militar; la dimensión del conflicto; un proceso democrático que desde 1982 avanzó paralelo a la guerra, con elecciones cada vez más libres; una correlación internacional que estaba a favor de la democratización y el fin de la guerra fría.
Eso último permitió que las causas internas del conflicto tomaran el primer plano. Sin embargo, la condición indispensable para el acuerdo fue el balance militar y, dentro de este, la ofensiva militar de la guerrilla en 1989 fue el factor decisivo, por el impacto sicológico que significó llevar la guerra a la capital y a las propias zonas residenciales de los grandes empresarios.
En Argentina fue la derrota militar del ejército a manos del ejército británico en Las Malvinas, en 1982, lo que permitió procesar militares por violaciones a los derechos humanos cometidas durante la dictadura. En general es siempre la correlación de fuerzas la que establece la forma en la que habrá que tratar el pasado.
Todo esto que hemos planteado ayuda a esclarecer que el tema de la justicia no solo integra aspectos en el orden moral o jurídico, sino también el contexto político. Esto lleva a considerar que el punto principal es evitar es evitar la repetición de las violaciones a los derechos humanos y terminar con la impunidad. Las formas y mecanismos para lograrlo están determinadas por la correlación de fuerzas, esta da la pauta de cuánto castigo y cuánta verdad son posibles y necesarios para hacer justicia.
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