Por Juan Ramón Medrano - Ex comandante del ERP/FMLN - Analista Politico
El 16 de enero de 1992, cuando fueron firmados los Acuerdos de Paz entre la Comandancia General del FMLN y el gobierno del presidente Alfredo Cristiani, comenzó una nueva etapa en la vida nacional de El Salvador. Terminaba un conflicto de 20 años, que dejaba un saldo de destrucción y muerte. Y comenzaba el proceso de paz y construcción de la democracia; con una sociedad dividida, pero con grandes esperanzas. Era un acuerdo que los mismos protagonistas calificaron: sin vencedores ni vencidos.
Atrás quedaba el conflicto con su secuela de muerte y destrucción. La rueda de la historia siguió su curso hacia delante. El FMLN se convirtió en partido político y participó por primera vez en las elecciones de 1994. Esas elecciones presidenciales y otras 2 más las ganó ARENA, y el FMLN aceptó los resultados. Así, llegamos a las elecciones del 2009 y esta vez el panorama político era diferente. El Frente había decidido su formula presidencial sin sobresaltos, escogiendo como candidato a presidente a Mauricio Funes, quien era un periodista muy conocido y no era militante del partido; pero para garantizar los votos militantes en la fórmula lo acompañó Salvador Sánchez Ceren, ex miembro de la ex Comandancia General del FMLN. Del otro lado, la derecha vivía la situación más complicada en su historia como gobierno: pues además del desgaste normal de cuatro periodos de gobierno, enfrentaba una crisis mundial que golpeaba duramente la economía nacional, particularmente la de los más necesitados. Y para agravar la situación, la derecha realizó un accidentado proceso interno de elección del candidato a presidente, generando descontentos y fraccionamientos que hicieron públicas sus disensiones.
Así, Rodrigo Ávila tuvo que luchar contra una ventaja de Mauricio Funes de alrededor de 20 puntos, contra el descontento y la división en el seno de su partido y con la carga de lo bueno y lo malo de los gobiernos anteriores. El último gobierno del presidente Saca había dicho que lo social era el esfuerzo central de su gobierno, sabía que si no invertían en función social, difícilmente podrían mantenerse en el poder. Después de un intenso trabajo, el candidato de la derecha logró acortar esa distancia a un dígito. Dos semanas antes de las elecciones el resultado era incierto, con posibilidades reales para ambos candidatos. En los últimos meses la campaña fue dura, ácida y polarizante. Nunca había estado la izquierda tan cerca de acceder al ejecutivo; pero la gran duda era: ¿va a entregar el poder político la derecha, después de detentarlo por 20 años? ¿Respetarán la alternabilidad democrática?
El 15 de marzo del 2009 ganó Mauricio Funes con el FMLN, con un margen de menos de 3 puntos que sumaban cerca de 70,000 votos. El pueblo salvadoreño fue a votar con toda tranquilidad, dando una alta muestra de madurez cívica y democraticaza. ¡Bien por el pueblo salvadoreño! Esta vez, el Tribunal Supremo Electoral, dio el primer adelanto de los resultados a las 7.30 p.m. como lo había prometido; y los observadores internacionales y la opinión nacional vio que habían cumplido con mucha más eficiencia que en elecciones anteriores ¡Bien por el TSE!
Esa misma noche, el presidente electo al proclamarse ganador lanzó un mensaje inteligente, conciliador y esperanzador: hizo un llamado a la unidad nacional diciendo que nos olvidemos de revanchismos y confrontación. ¡Bien por Mauricio Funes y la izquierda! Ya no vimos al candidato acosado por la propaganda electoral y a la defensiva, asomó el estadista que las condiciones demandan. Tampoco dudó Rodrigo Ávila, quien flanqueado por el presidente Saca y los expresidentes y dirigentes de la derecha, salió esa misma noche con hombría y entereza, aceptando los resultados, con un mensaje conciliador. Ambos contendientes actuaron con la altura y calidad esperada. Los días siguientes seguimos viendo señales positivas. El presidente Saca sintetizó la nueva situación en la frase que le dijo al presidente electo: "Hasta el 31 de mayo yo soy tu presidente, a partir del 1 de junio, vos serás mi presidente." ¡Bien por Rodrigo, el presidente Saca y la derecha!
Como es lógico, entre los perdedores existieron diversas reacciones: los que siempre lo dijeron, los que le echaron la culpa a otros, los que asumieron su responsabilidad y los que pidieron cabezas. Por los resultados electorales y las reacciones negativas posteriores, pareciera que la derecha no terminó de unirse en torno al candidato presidencial. Sus dirigentes sabrán como reestructurarse; pero eso sí, si se quedan buscando culpables, perderán un tiempo valioso que necesitarán para planificar y enfrentar el reto de ser una oposición fuerte y responsable dentro de 3 y 5 años. Deben hacer su balance de los resultados, reconocer sus errores y superarlos, pero con más fuerza, deben ver hacia delante y mantenerse unidos, si quieren seguir siendo fuertes.
El 1 de Junio, Mauricio Funes será el Presidente de la Republica de El Salvador. Y con él, el FMLN, los Amigos de Mauricio y colaboradores cercanos, tendrán que gobernar para todos los salvadoreños. La cúpula empresarial ha dicho que está a la expectativa de la concreción del discurso conciliador del presidente electo, de que elija un gabinete de gobierno con base en la capacidad e idoneidad. El presidente electo Mauricio Funes tiene clara conciencia de que gobernará en un contexto complicado, en medio de una crisis económica mundial; y que simultáneamente deberá llenar las grandes expectativas de los salvadoreños.
Pero, de nuevo, seguimos viendo señales positivas: en la campaña electoral, Mauricio Funes manifestó que quería mantenerse cerca de los presidentes Lula de Brasil y Obama de Estados Unidos. Siguiendo esa lógica, su primer viaje como presidente electo fue hacia Brasil. La rueda de la historia salvadoreña ha dado su primera vuelta, hacia una nueva época post acuerdos de paz. Esperemos que dentro de 5 años continúe avanzando en el mismo sentido de desarrollo democrático.
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