Friday, November 20, 2009

Las candidaturas independientes


Los recientes acontecimientos ocurridos en la Asamblea Legislativa nos llevan a la reflexión sobre la necesidad de las candidaturas personales debido a la disfuncionalidad democrática de los partidos políticos y a la poca eficiencia de la mayoría de los diputados y algunos funcionarios públicos.


Escrito por Guido Miguel Castro Viernes, 20 noviembre 2009 00:00


Los partidos políticos existentes, por voluntad popular o por arreglos político-jurídicos, no son más que remanentes de la guerra civil; se han vuelto anacrónicos, antihistóricos y contrarios a todo principio democrático.

No puede construirse ninguna forma de gobierno o de estado democrático ni esperarse la democracia de aquellos que nunca han creído en ella.

Los partidos políticos, independientemente de su signo ideológico o grupo de interés, desde los tiempos del Pro-Patria del general Martínez, lo único que han hecho es proteger el status quo.


Esta discusión nos conduce a tocar el tema de la supuesta “instrucción notoria” de los funcionarios de elección popular, que en teoría, junto a la moralidad notoria, deben ser requisitos para poder optar a los cargos de elección popular; sin embargo, no existe un método o instancia que valore o califique dicha “notoriedad”.


Es común escuchar en los medios de comunicación crasos errores conceptuales, técnicos, de dicción, de sintaxis, históricos y gramaticales de los funcionarios públicos, especialmente de los diputados. Es evidente que no se han preparado, no conocen de la historia nacional, ni siquiera la más reciente. Están más al tanto de las especulaciones de palacio y de los resultados del fútbol que de los grandes problemas nacionales.


Todos están enfocados en mantener un sistema de poder repartido entre todos con el fin último de proteger su supervivencia política. Siempre andan con paños tibios, cuidándose mutuamente las espaldas, tratando de quedar bien con todos, con la ANEP, con los “empresarios del transporte”, con las comisiones políticas de los partidos, con todos menos con el pueblo, que los eligió sin conocerlos.


¿Por qué se oponen los políticos tradicionales a las candidaturas independientes?


Para ello alegan trabas jurídicas que ellos mismos pueden superar, sean constitucionales o legales. Otros argumentan que la única forma de representación popular es a través de los partidos políticos; sin embargo, se oponen a la aprobación de la ley de partidos políticos. Otros ven fantasmas de dictadores en los posibles candidatos, hablan de pragmatismo, intenciones oscuras. La verdad es que el león juzga por su condición.


Un verdadero Estado Democrático de Derecho se construye con la verdad, con la correcta aplicación del derecho, no con los contubernios políticos. Los maridajes políticos deben cambiar por alianzas programáticas, los dinosaurios deben ceder su lugar a una nueva casta de políticos que estén dispuestos a construir una verdadera República, deben pasar al museo de la historia y los que queden tienen que aprender lo que no hay que hacer en la política. Los mejores hijos de la patria deben aceptar el reto de participar en política y dar lo mejor de sí mismos al pueblo.


¿Por qué la gente buena y capaz no se mete en política? La política en teoría es una de las máximas expresiones de la caridad cristiana, es una entrega sin límites en favor de los demás, es la consecución del bien común. El verdadero político debe ser capaz de renunciar a muchas cosas para entregarse a la vida pública; no llega a prevalerse de su cargo, llega a donarse, a dar lo mejor de sí mismo, a dejar el mundo en mejores condiciones de como lo encontró.


La política es servicio, honor, es hacer Patria.

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