Desde Washington DC
Por Walter Giovanni Monge-Cruz
http://www.comisioncivicademocrativa.org/
waltermonge@comisioncivicademocratica.org
Organizaciones latinas en toda la nación se preparan para la convocada marcha del próximo 21 de marzo. Los periódicos en idioma español en toda la nación han elevado el tono sobre la reforma migratoria en este momento. La comunidad latina se encuentra impaciente por ver resultados y exigir el cumplimiento de la promesa histórica hecha a nuestra comunidad por el partido demócrata principalmente.
Pero la responsabilidad de esta lucha civil no podemos dejarla en los hombros de unos pocos, porque no es la lucha de unos, sino de todos los que creemos que un ser humano honesto merece salir de las sombras de la clandestinidad migratoria, que le hace vivir con el temor permanente del encadenamiento, la tortura del encarcelamiento y la dolorosa separación familiar.
Estos latinoamericanos, quienes por consecuencia de la implementación de una política exterior militarista e intervensionista estadounidense en Latinoamérica durante todo el siglo pasado, se encuentran ahora como indocumentados lejos de su tierra y familias, merecen ser recompensados por su ardua labor al ayudar cada día a progresar a la nación estadounidense, específicamente, con su loable trabajo que incluye, además del esfuerzo, la deducción de impuestos y prestaciones en cada cheque, cuando no tienen acceso a poder recuperarlos o beneficiarse de ellos, también, por su respeto a la ley y su aspiración a realizar con sus familias el sueño americano, al que tienen derecho.
Debemos terminar de creer en la retórica política con respecto a este tema, que tan eficientemente nos ha mantenido a la expectativa por mas de una década, ha sido suficiente el esperar porque se cumplan esas promesas que ambos partidos gobernantes han realizado a través de los años.
Es tiempo de actuar, de demostrar que somos importantes, que somos indispensables para este país, Que no somos el problema de la nación, sino los que resolvemos los problemas y las necesidades de la mayoría de ciudadanos de este país, que toman todo por hecho. Porque nosotros hemos permitido que así lo crean.
Desde el amanecer en la costa atlántica hasta el atardecer en la costa pacifica y durante la noche en toda la nación los latinos producimos mas que los demás ciudadanos que disfrutan los placeres de la vida mientras el latino trabaja, aun más, en las urbes más importantes de la nación, somos el motor que hace posible todo ese placer y conveniencia.
Cada mañana millones de oficinistas, empresarios, científicos y políticos estadounidenses, se sientan en un escritorio limpio, brillante y sin basura, saborean un delicioso sándwich y café, y tienen a su asistente bilingüe (español – ingles) al toque de un botón para darle instrucciones de su agenda del día. A la hora del almuerzo saborean deliciosos alimentos de cualquier origen y al salir de la oficina disfrutan de una suculenta cena antes de recoger a sus hijos con la niñera.
¿Quiénes ofrecen esos servicios y suplen esas necesidades? Son los latinoamericanos en este país, de los cuales, millones de ellos indocumentados.
Cada día las manos latinas indocumentadas trabajan en las granjas y los campos, adonde se crían y procesan animales y sus derivados, vegetales, legumbres, frutas, licores y todo tipo de abarrotes para el consumo nacional y mundial.
Cada día las fabricas de toda industria en el país acuden a la contratación de indocumentados para suplir las demandas de exportación y consumo local.
Millones de hermanos latinoamericanos honestos pero indocumentados construyen y remodelan las casas, así como, las carreteras del país. Construyen la nación.
¿Pero que recibimos a cambio como comunidad por todo este esfuerzo? Persecución por la policía, encadenamiento, cárcel y separación familiar.
Imagínense hermanos latinoamericanos, ¿qué seria si demostramos que no solo podemos reunirnos miles en marchas y protestar vocalmente nuestros derechos? Pero, que además, podemos unirnos en oración hacia nuestro amado Jesucristo y detener nuestras actividades durante cuatro días, entre el 1º y 4 de Abril, cuando, se celebra mundialmente los días más sagrados de la cristiandad. E inspirados bajo la pasión y sacrificio de Jesucristo, sacrificamos unos días de trabajo para demostrar que somos un pueblo que ama a Dios y necesita respeto.
Sin duda, que los oficinistas, empresarios, científicos y políticos estadounidenses sentirían nuestra ausencia y aplaudirían nuestra convicción ciudadana.
Hermanos, hagámoslo, es tiempo de actuar. Mi voz es débil, mas la vuestra es un grito ensordecedor en el universo.
En Washington DC, he hecho la invitación al líder católico reverendo Eugenio Hoyos y al líder evangélico, pastor de la Iglesia Bautista de Washington, Guillermo Mangieri, a que lideren este esfuerzo. Ambos, son defensores de los inmigrantes y precursores de la reforma migratoria. No pongamos barreras religiosas o ideológicas entre nosotros porque este es un bien común, en el que un solo Dios, nuestro Dios, Jesucristo nos anime y nos guíe.
Igual, invito los lideres de medios de comunicación como Univision y Telemundo para que promulguen esta iniciativa. Además, hago una exhortación a todos los presidentes latinoamericanos para que también intercedan y promulguen esta iniciativa.
Latinoamérica ante Dios es una. Unámonos. Todos somos iguales gracias a Dios.
Este seria un acto de no-cooperación en la sociedad que mantiene en la sombra a millones injustamente, y que ha surgido efecto en toda la historia humana.
¡Es tiempo de actuar como un pueblo unido! ¡Oremos y cambiemos nuestro mundo!
Tenemos el poder de hacerlo.
Por Walter Giovanni Monge-Cruz
http://www.comisioncivicademocrativa.org/
waltermonge@comisioncivicademocratica.org
Organizaciones latinas en toda la nación se preparan para la convocada marcha del próximo 21 de marzo. Los periódicos en idioma español en toda la nación han elevado el tono sobre la reforma migratoria en este momento. La comunidad latina se encuentra impaciente por ver resultados y exigir el cumplimiento de la promesa histórica hecha a nuestra comunidad por el partido demócrata principalmente.
Pero la responsabilidad de esta lucha civil no podemos dejarla en los hombros de unos pocos, porque no es la lucha de unos, sino de todos los que creemos que un ser humano honesto merece salir de las sombras de la clandestinidad migratoria, que le hace vivir con el temor permanente del encadenamiento, la tortura del encarcelamiento y la dolorosa separación familiar.
Estos latinoamericanos, quienes por consecuencia de la implementación de una política exterior militarista e intervensionista estadounidense en Latinoamérica durante todo el siglo pasado, se encuentran ahora como indocumentados lejos de su tierra y familias, merecen ser recompensados por su ardua labor al ayudar cada día a progresar a la nación estadounidense, específicamente, con su loable trabajo que incluye, además del esfuerzo, la deducción de impuestos y prestaciones en cada cheque, cuando no tienen acceso a poder recuperarlos o beneficiarse de ellos, también, por su respeto a la ley y su aspiración a realizar con sus familias el sueño americano, al que tienen derecho.
Debemos terminar de creer en la retórica política con respecto a este tema, que tan eficientemente nos ha mantenido a la expectativa por mas de una década, ha sido suficiente el esperar porque se cumplan esas promesas que ambos partidos gobernantes han realizado a través de los años.
Es tiempo de actuar, de demostrar que somos importantes, que somos indispensables para este país, Que no somos el problema de la nación, sino los que resolvemos los problemas y las necesidades de la mayoría de ciudadanos de este país, que toman todo por hecho. Porque nosotros hemos permitido que así lo crean.
Desde el amanecer en la costa atlántica hasta el atardecer en la costa pacifica y durante la noche en toda la nación los latinos producimos mas que los demás ciudadanos que disfrutan los placeres de la vida mientras el latino trabaja, aun más, en las urbes más importantes de la nación, somos el motor que hace posible todo ese placer y conveniencia.
Cada mañana millones de oficinistas, empresarios, científicos y políticos estadounidenses, se sientan en un escritorio limpio, brillante y sin basura, saborean un delicioso sándwich y café, y tienen a su asistente bilingüe (español – ingles) al toque de un botón para darle instrucciones de su agenda del día. A la hora del almuerzo saborean deliciosos alimentos de cualquier origen y al salir de la oficina disfrutan de una suculenta cena antes de recoger a sus hijos con la niñera.
¿Quiénes ofrecen esos servicios y suplen esas necesidades? Son los latinoamericanos en este país, de los cuales, millones de ellos indocumentados.
Cada día las manos latinas indocumentadas trabajan en las granjas y los campos, adonde se crían y procesan animales y sus derivados, vegetales, legumbres, frutas, licores y todo tipo de abarrotes para el consumo nacional y mundial.
Cada día las fabricas de toda industria en el país acuden a la contratación de indocumentados para suplir las demandas de exportación y consumo local.
Millones de hermanos latinoamericanos honestos pero indocumentados construyen y remodelan las casas, así como, las carreteras del país. Construyen la nación.
¿Pero que recibimos a cambio como comunidad por todo este esfuerzo? Persecución por la policía, encadenamiento, cárcel y separación familiar.
Imagínense hermanos latinoamericanos, ¿qué seria si demostramos que no solo podemos reunirnos miles en marchas y protestar vocalmente nuestros derechos? Pero, que además, podemos unirnos en oración hacia nuestro amado Jesucristo y detener nuestras actividades durante cuatro días, entre el 1º y 4 de Abril, cuando, se celebra mundialmente los días más sagrados de la cristiandad. E inspirados bajo la pasión y sacrificio de Jesucristo, sacrificamos unos días de trabajo para demostrar que somos un pueblo que ama a Dios y necesita respeto.
Sin duda, que los oficinistas, empresarios, científicos y políticos estadounidenses sentirían nuestra ausencia y aplaudirían nuestra convicción ciudadana.
Hermanos, hagámoslo, es tiempo de actuar. Mi voz es débil, mas la vuestra es un grito ensordecedor en el universo.
En Washington DC, he hecho la invitación al líder católico reverendo Eugenio Hoyos y al líder evangélico, pastor de la Iglesia Bautista de Washington, Guillermo Mangieri, a que lideren este esfuerzo. Ambos, son defensores de los inmigrantes y precursores de la reforma migratoria. No pongamos barreras religiosas o ideológicas entre nosotros porque este es un bien común, en el que un solo Dios, nuestro Dios, Jesucristo nos anime y nos guíe.
Igual, invito los lideres de medios de comunicación como Univision y Telemundo para que promulguen esta iniciativa. Además, hago una exhortación a todos los presidentes latinoamericanos para que también intercedan y promulguen esta iniciativa.
Latinoamérica ante Dios es una. Unámonos. Todos somos iguales gracias a Dios.
Este seria un acto de no-cooperación en la sociedad que mantiene en la sombra a millones injustamente, y que ha surgido efecto en toda la historia humana.
¡Es tiempo de actuar como un pueblo unido! ¡Oremos y cambiemos nuestro mundo!
Tenemos el poder de hacerlo.
No comments:
Post a Comment