Wednesday, January 27, 2010

Pacto para redistribuir la riqueza en El Salvador


No es quitarle al rico para darle al pobre, sino crear empleos


Ciro Granados/José Luis Henríquez/ Guadalupe Hernández/Ileana Laínez


Martes, 26 de Enero de 2010


El Presidente Mauricio Funes prometió ayer en el cónclave de empresarios crear una sólida alianza entre el Estado y el sector privado.
La lógica de esta unidad es un concepto moderno de la redistribución de la riqueza como pista de despegue y aterrizaje para el bienestar social.

Esta filosofía de equidad en El Salvador es vital para que el país avance hacia el desarrollo. Asumir eso es el primer paso dentro del mapa de ruta que han comenzado a transitar los empresarios salvadoreños y el gobierno.

Lo dicen los hombres de negocios, lo sostiene el mandatario y lo respaldan opiniones de relevancia mundial como la de Felipe González, ex presidente del gobierno español, que fue pilar fundamental de la democracia ibérica.

Desde el llamado del Presidente Funes para que los empresarios cuiden las libertades y la promesa de que su gobierno respetará a raja tabla las reglas del juego para que exista más inversión y empleo, hasta las posturas de la gran empresa de colaborar con el Gobierno para el crecimiento del país, ayer se respiraba un aire de optimismo en el encuentro.

Ese optimismo que Felipe González cree indispensable para generar la confianza que catapulte al país hacia el desarrollo. Una confianza basada en abandonar el tradicional pesimismo latino para desembocar en el "humor asiático" que solo tiene ojos para el futuro.

Esa confianza pasa, dicen González y algunos grandes empresarios, por entender el verdadero sentido de la redistribución de la riqueza.

No se trata de quitarle al rico para regalarle al pobre, sino de generar las condiciones desde todos los sectores para que exista un círculo virtuoso que potencie la economía de mercado.

Nada de fórmulas mágicas. Más inversión=más empleo=más capacidad adquisitiva=más ventas=más impuestos=más obras=más bienestar general. Es la sencilla pero implacable lógica en ciernes que unifica a otrora adversarios irreconciliables.
Esa redistribución tan llevada y traída por unos, vetada por otros y poco entendida por la mayoría no se construye solo desde la parte empresarial o gubernamental. Es misión de todos, pero se necesita un pacto de nación que ya comienza a tener sentido en El Salvador.

De ahí que, bien entendido, el término redistribución puede ser el punto de encuentro ineludible.
"El factor de distribución de la riqueza pasa por mejorar la educación y la salud", dice Felipe González, "y para eso se necesita generar confianza".
"Que haya un crecimiento con equidad es beneficioso para todos los salvadoreños", sostiene Ricardo Poma, uno de los referentes de la gran empresa en El Salvador. "Si bien ese no es un término nuevo para nosotros, es necesario realizar políticas sectoriales para que los frutos de ese crecimiento puedan llegar a todos los salvadoreños", añade el empresario.
La equidad es otro de los conceptos que ya no generan rubor en la clase empresarial del país.
"El papel de los empresarios ya no es solo la generación individual de la riqueza, sino que deben hacerse cargo --en su parte-- de mejorar el destino general del país", agrega el especialista español.

"Nosotros siempre hemos pensado en que se debe apoyar a la gente que ha sido menos afortunada para que se supere y salga adelante", apunta Poma.
El papel del gobierno

El otro gran protagonista en esta historia es, entonces, el gobierno.
Para González, es vital la creación de reformas fiscales sensatas, que tengan además una buena administración. Esta dupla de acciones permite que el éxito económico privado que genera impuestos pueda llegar con más eficiencia en la población.

Y generar esta confianza será trascendental porque, como dice otro gran empresario que pide mantener privada su identidad, a veces se prefiere hacer obra desde las empresas porque los fondos no son absorbidos por la burocracia estatal.

En lo de las reformas fiscales, añade el español, hay que tener mucho cuidado, porque los técnicos que las preparan por lo general tienen la vista puesta en la recaudación.
"La labor de un gobernante es siempre pedir un informe del impacto de esa reforma en la inversión y el empleo", agrega el invitado de la Enade y ponente magistral de anoche.
Como en un guión de cine lineal, las palabras del español calzan con la sentencia del Presidente Funes: las recomendaciones de la empresa privada "encontrarán terreno fértil en mi gobierno" y hay una coincidencia en que para el desarrollo se necesita empleo y producción.

"Lo importante es la creación de empleos. No se puede hablar de redistribución sin crear más empleos. Creemos que hay que invertir, crear más y mejores empresas, que la economía crezca y al crecer hay más impuestos, más empleos y hay mejores sueldos", dice por su parte el empresario Jorge Zablah, presidente de la Tabacalera Salvadoreña.

"Creo que el país ha avanzado mucho en eso: si vemos los índices de distribución que tiene El Salvador, estamos arriba de la media. Lo primero que hay que hacer es generar más empleos y más riquezas; después nos preocupamos por repartirla. El problema es cómo tener un país en el cual los inversionistas se sientan tranquilos y seguros, donde la Asamblea Legislativa no cambie de un plumazo las reglas del juego a las compañías que están operando aquí", enfatiza Roberto Kriete, presidente de Grupo TACA.

De nuevo, en sintonía con Felipe González: "El Estado nace para dar seguridad; sin seguridad no hay libertad. Necesitamos una reforma seria del Estado para que recupere su visión de servicio al ciudadano. El Estado no es patrimonio de una fuerza política".

La gente, el tercer eje

Esa vocación de servicio del Estado debe tener una respuesta de la población. Y esa respuesta es el optimismo. Optimismo para abandonar el pasado y tenerle paciencia al nuevo gobierno "que se está estrenando como gobierno", según opina González.
Y la unidad gobierno-empresa-población pasa también por la comprensión, tanto de que la novatez genera equivocaciones, como de que es de sabios rectificar y de necios hacerlo a diario.
Es cuestión --dice el ex presidente de gobierno-- de crear un ambiente de confianza y, para ello, el presidente Funes debe hablarle directamente a la población. "Discutir las cosas en público mejora la situación", dice el analista en referencia a los roces y pleitos entre el presidente Funes y el FMLN. "Ver los intereses generales y no lo que fastidie al adversario. Ganar por tener una propuesta mejor y no para desgastar al contrario", agrega.

En ese mismo pensamiento, Juan Federico Salaverría, presidente de Grupo Comercial, sentencia que en El Salvador no se puede continuar recordando la guerra "y que unos son ex guerrilleros y que otros son de derecha y tienen empresa privada. Tenemos mucho que perder si las partes no se ponen de acuerdo".

--Y quién debe dar el primer paso en este pacto.
--El sector empresarial es el que más ve con buenos ojos este momento. Se trata de que El Salvador crezca y todos crezcamos.
"Es que mire --añade Salaverría-- en algún momento se tiene que empezar. Y ese momento no es ayer; ese momento es mañana mismo".

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